viernes, 9 de septiembre de 2011

Vacaciones en los Alpes (III)

Chamonix - Mer de Glace




Después del día de Teleférico al Aiguille du Midi fuimos a un camping cuyo nombre es Mer de Glace. Como no había hecho deporte en ese día, me puse las zapatillas para rodar un poco por alguna pista que no encontrase. Salí a correr sin determinar un rumbo fijo, guiándome por las sensaciones y la ruta que encontrara. Fui carretera arriba unos metros y luego vi una pista al otro lado del río cruzando un puente. Seguí esta ancha pista donde veía a gente también corriendo, paseando o montando en bici que venía de Chamonix y quizás fuera hasta Suiza por el valle. Enseguida vi una indicación que se salía de la pista para subir al Mer de Glace y sin pensarlo la tomé. Cuando salí a correr pensaba hacerlo para unos 40-50min. Pensé que siendo subida, el camino era por sombra bastante agradable y bonito para correr haría unos 30min y luego bajaría de nuevo al camping. Como al tomar el primer desvío desde la pista ponía 2h30 hasta el Mer de Glace y luego vi que quedaba 1h en otro cartel, pensé entonces que merecía la pena hacer un ligero esfuerzo aprovechando que aún tendría luz suficiente para alcanzar dicho punto. Y según mi reloj, paré el cronómetro en 59min porque las vistas lo merecían. No había ni un alma suelta, aunque los restaurantes, para de tren cremallera, teleférico para bajar a la cueva, etc. me hacían presagiar que hasta hace unas horas la marabunda de gente que tendría que haber allí debía ser importante. Es una de las mejores sensaciones que he encontrado corriendo, fue como encontrarme en un lugar mágico. Me encantó. Lástima que no llevara la cámara de fotos tampoco (subí sin las zapatillas de trail running).

El track del recorrido que hice está en el wikiloc... http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1994071





Al día siguiente por la mañana volví a subir, pero esta vez con Raquel y la niña con la mochila. Qué decir que la subida se me hizo muchísimo más eterna que la tarde anterior donde en 1h40 subí y bajé corriendo. De hecho empleamos toda la jornada, aunque las pausas fueron mayores, comer y visitamos también la cueva artificial que hay dentro del glaciar (entrada gratissssss). Y gente... uffff sí que había gente... unas colas para entrar en la dichosa cueva...


Si algún día subís a Chamonix no dudéis en acercaros aunque sea en el tren cremallera (pienso que el precio es caro) porque sin duda ha mí me ha dejado un bonito recuerdo.




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