De Bariloche volamos directos a El Calafate, y desde el propio aeropuerto cogimos un transfer directo a El Chaltén. Nada más llegar supimos lo que era la Patagonia: tiempo muy inestable e impredicible, vientos muy fuertes y un lugar donde la naturaleza parece más inexplorada y se muestra con más fuerza en forma de hielo glaciar. La extensión de hielo de la Patagonia es la tercera más grande en todo el planeta después de la Antártida y Greonlandia.
La belleza de las dos rutas principales (Monte Fitz Roy y Cerro Torre) es tan inigual que es difícil no dejarse sorprender ante el exageradísimo y hermoso perfil de sus principales picos.
Sin duda... UN LUGAR PARA REPETIR y... ¿VOLVER A SOÑAR?
Parque Nacional de los Glaciares...
Nunca ha sido tan fácil entrar en un Glaciar. Siempre había tenido la idea que había que subir una gran montaña para poder ver alguno ó incluso caminar por ellos. Hicimos una excursión en barco donde navegando sobre el lago Argentino (el más grande del país) pudimos disfrutar de témpanos ó pedazos de hielo flotando sobre el lago, e incluso tantos que no fue posible acercarse al glaciar de Upsallta; nuestros ojos gozaron con la compañía del Spegazzini y el lado norte del Perito Moreno.
También programamos una excursión al Perito Moreno, y entre las dos posibilidades que había para poder realizar el trekking (mini-trekking de 1h de caminata por el glaciar y el big-trekking de varias horas más) nos declinamos por el mini-trekking. El gozo aquí aún creo fue mayor; aunque los crampones que nos prestaron parecieran los hierros de nuestros abuelos, la compañía de los guías y el camino bien marcado sobre el hielo daba mayor confianza y seguridad (que se convertiría en diversión). La jornada en el hielo terminó con un brindis con el propio hielo del Perito y algo de whiskey.
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